Yo toco habitualmente con cuerdas de tripa. Debido a sus características, se desafinan continuamente y son muy sensibles a los cambios de humedad y temperatura, por lo que constantemente hay que estar reafinando.
Con estas clavijas, todo esto se convierte en una pequeña tarea muy fácil de hacer, incluso durante un concierto.
Es cierto que las tiene que colocar un luthier, pero, una vez hecho, el resultado es fantástico y proporciona una comodidad en la afinación insuperable. Además, mantiene la tensión justa de las cuerdas más tiempo. Es muy recomendable.